Dentro de éstos, los productos de inversión 
            se caracterizan por incorporar cierto nivel de riesgo, a cambio de 
            la expectativa de rentabilidades que superen la mera conservación 
            del capital. Es decir, el riesgo siempre estará presente, 
            en mayor o menor medida según el tipo de activo.
          Es importante recordar que se trata de una visión 
            simplificada, pero útil por cuanto los productos descritos 
            constituyen la base de muchos de los instrumentos más sofisticados 
            que se comercializan en la actualidad.
          
          
            
 
              Productos Ordenados de menor 
              a mayor rentabilidad y riesgo: 
               
            Renta fija a corto, medio y largo plazo: 
              Los activos de renta fija son un amplio conjunto de valores 
              negociables que emiten tanto las empresas privadas como las instituciones 
              públicas. 
            Económicamente, representan préstamos 
              que las entidades emisoras reciben de los inversores. En 
              los valores de renta fija el inversor tiene derecho a recibir una 
              determinada remuneración, que puede ser fija o variable, 
              en una determinada fecha. Invertir en renta fija implica asumir 
              riesgos que variarán en función de las características 
              de los propios valores. Así, por ejemplo, podemos hablar 
              de riesgo de crédito (Psoibilidad de que el emisor no cumpla 
              con sus obligaciones) y de riesgo de mercado (precio 
              al que podemos vender en el mercado el valor de renta fija antes 
              de su vencimiento y que fundamentalmente estará afectado 
              por la evolución de los tipos de interés y tiempo 
              que resta hasta el vencimiento del título – a mayor 
              plazo a vencimiento, mayor sensibilidad ante los cambios en los 
              tipos de interés-).
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            Renta variable: Las acciones 
              representan una parte proporcional del capital social de 
              una sociedad anónima. La característica 
              más importante de este tipo de activos reside en que es imposible 
              conocer con certeza la rentabilidad que se obtendráya que 
              dependerá de la evolución de la cotización 
              (precio) de la acción. 
            El riesgo, como característica inherente 
              a los valores de renta variable significa incertidumbre y eso, implica 
              la posibilidad de obtener rentabilidades mayores o menores (incluso 
              pérdidas) de las previstas. Además, debemos tener 
              en cuenta que las diferentes compañías y mercados 
              entrañan distintos niveles de riesgo.
            Derivados: Son productos 
              cuyo precio varía en función de la cotización 
              que alcance en los mercados otro activo, al que se denomina 
              subyacente. Una característica común a todos los productos 
              derivados es el efecto apalancamiento, que define la relación 
              entre el capital invertido y el resultado que se obtiene. 
            Para un mismo importe, las posibles pérdidas 
              o ganancias obtenidas de la operativa con derivados son superiores 
              a las que se obtendrían si se negociaran directamente los 
              activos subyacentes. Esto hace que el nivel de riesgo que 
              se asuma en general sea mayor al del resto.
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