Al diseñar su cartera (conjunto de las 
              inversiones realizadas por una persona), recuerde que el conjunto 
              de sus inversiones debe permitirle disponer del capital a medida 
              que lo necesite. Es decir, conviene mantener una perspectiva 
              global de sus inversiones. 
            Esto nos lleva a matizar la anterior definición 
              de horizonte temporal: no sólo debe tenerse 
              en cuenta el de cada producto individual, sino el de la cartera 
              en su conjunto. 
            
            Puesto que usted tiene necesidades y objetivos 
              que cubrir a distintos plazos, una cartera equilibrada 
              contendrá instrumentos con diferentes características 
              y nivel de riesgo. 
            Por ejemplo, si desea comprar un vehículo 
              dentro de tres meses (corto plazo), reformar la vivienda dentro 
              de dos años (medio plazo) o acumular un capital para su jubilación 
              dentro de veinte años (largo plazo), su cartera deberá 
              incluir aquellos activos que le permitan ir atendiendo cada uno 
              de estos propósitos.
             Recuerde que cuanto más lejano o menos 
              importante sea un objetivo, mayor será el nivel de riesgo 
              que podrá permitirse en las inversiones destinadas a cubrirlo: 
              no es lo mismo invertir para comprar la primera vivienda dentro 
              de dos años que hacerlo para realizar un viaje de placer 
              después de la jubilación.
            La combinación de distintos tipos de 
              activos con características y comportamientos diferentes 
              conduce a un concepto fundamental para cualquier inversor: la diversificación. 
              La capacidad de diversificar podrá estar limitada por los 
              recursos disponibles para invertir, pero es necesario tenerla en 
              cuenta. Como avisa la sabiduría popular, “no 
              conviene poner todos los huevos en la misma cesta”.
            
            La diversificación 
              ayuda a controlar el riesgo que se asume al invertir. 
              Al invertir en varios productos (es decir, al diversificar) se puede 
              conseguir una combinación que, con un riesgo menor, ofrezca 
              la posibilidad de lograr la misma rentabilidad que ofrezca un único 
              producto. 
            Ejemplo de diversificación: Suponga 
              que invierte 10.000 € en la compra de títulos de una 
              compañía que cotiza en bolsa. Si la compañía 
              quiebra, es probable que pierda toda su inversión. 
            Sin embargo, si invierte esa misma cantidad 
              a partes iguales en 100 compañías diferentes, el hecho 
              de que una de ellas quebrara no tendría un efecto demasiado 
              significativo en el total de la inversión. Ha asumido un 
              riesgo menor, al reducir el impacto de las pérdidas individuales 
              de cada activo.
            Mediante la diversificación 
              se reduce el riesgo que se asume al invertir. 
            
            
            