CNMV-Antes de invertir

CNMV: Curso de decisiones de inversión

Antes de invertir (4)

Determine su perfil como inversor. Los objetivos

Los objetivos de la inversión deben estar definidos de la forma más concreta posible, teniendo en cuenta las limitaciones impuestas tanto por la situación financiera como por el grado de aversión al riesgo (actitud de rechazo que experimenta un inversor ante el riesgo financiero, en concreto ante la posibilidad de sufrir pérdidas en el valor de sus activos).

Como ejemplos de definición de objetivos podemos señalar los siguientes:

Acumulación de capital (como cobertura ante posibles imprevistos, para dejar a los herederos…).

Jubilación (asegurar unos ingresos mínimos en la jubilación o mantener en ese momento el actual nivel de vida).

Necesidades de ahorro específicas (compra de vivienda, reformas, educación de los hijos, vacaciones, etc.).

Obtención de rentas adicionales para aumentar los ingresos mensuales.

 

Ha de tener en cuenta que los objetivos:

Llevan asociados un plazo (horizontal temporal).

Deben ser alcanzables.

Son diversos y de importancia variable.





¿Cómo pueden fijarse los objetivos?

Una alternativa es definirlos en términos de rentabilidad. Por ejemplo: obtener un rendimiento que supere en un 2% al incremento del índice de precios (inflación). Ya que rentabilidad y riesgo van asociados, también podemos fijar los objetivos en términos de riesgo. Por ejemplo: quiero invertir en un producto en el que la pérdida máxima esperada en un año sea del 10%.

Sin embargo, puede resultar más sencillo fijar los objetivos en términos reales. De esta forma lo abstracto (rentabilidad, riesgo)se transforma en real (Una vivienda, una renta para la jubilación, etc.). Este enfoque puede ayudar a la hora de adoptar un papel más activo en las decisiones de inversión y en su posterior seguimiento, ya que permite tomar conciencia de lo que realmente está en juego.

Es importante determinar el horizonte temporal de cada objetivo.

El horizonte temporal es el plazo de vida de la inversión (en algunos casos el producto tiene un plazo determinado - un vencimiento), por ejemplo un bono a 5 años (al quinto año la entidad emisora devuleve el capital al inversor y finaliza la inversión). En algunos casos los productos tienen una vida perpetua, las acciones por ejemplo, no tienen vencimiento (al comprar acciones estamos haciendo una aportación al capital de la entidad - nos convertimos en socios). La parte de los ahorros que no espere necesitar a corto o medio plazo podrá invertirla en productos que, como contrapartida a la inmovilización del capital, ofrezcan la posibilidad de obtener una rentabilidad más alta (No hay unanimidad, pero se suele entender por corto plazo, hasta un año, medio alrededor de tres y largo a partir de los cinco).

Ejemplo: La Sra. Pérez tiene 34 años, esta casada y tiene un hijo. El matrimonio tiene ahorrados 40.000 € de los que en el plazo de un año van a emplear 18.000 € para la compra de un vehículo. El resto del dinero no tienen previsto necesitarlo ni a corto ni medio plazo. En este caso, lo lógico sería invertir 18.000 € de los 40.000 € en algún activo que pudiera recuperar sin pérdida en el plazo de un año (por ejemplo, un bono con vencimiento a un año) de manera que llegado el momento pueda recuperarse el capital y realizar la compra prevista. La seguridad de que podrá recuperar la inversión en el plazo de un año implica una menor rentabilidad.

Con el resto del dinero, el inversor debería pensar en otros horizontes y finalidades y buscar el producto adecuado para alcanzarlos (por ejemplo: para los estudios del hijo, para hacer una reforma en la casa…).

Los objetivos deben ser realistas y alcanzables.

Esto exige que se definan en función de los recursos disponibles. Si con la suma de los recursos actuales y los previstos los objetivos no parecen alcanzables, habrá que rebajar las expectativas o aumentar los recursos en la medida de lo posible (reduciendo gastos, aumentando ingresos, asumiendo mayores niveles de riesgo en las inversiones con la esperanza de obtener mejores resultados).

Ejemplo:La Sra López ha conseguido ahorrar 50.000 euros en los últimos 6 años con la finalidad de adquirir una vivienda. Tiene previsto hacer la compra el año que viene. El precio de la vivienda (objetivo planteado) deberá ajustarse a los recursos y capacidad de ahorro de la Sra López. Dado el horizonte temporal de la inversión (corto plazo) y la importancia del objetivo planteado, los ahorros deberían invertirse en un activo de bajo riesgo, por lo que no cabe esperar que se obtengan rentabilidades elevadas.

Determinar cuáles son los objetivos prioritarios.

En general no habrá un solo objetivo sino varios, por lo que es muy importante determinar cuáles son los prioritarios. Cuanto más importante sea un objetivo, menos riesgo se debe asumir en las inversiones que se hagan para tratar de alcanzarlo.

Ejemplo: El Sr Pérez trabaja como taxista. Durante los últimos 5 años ha estado ahorrando 3.000 euros cada año para, llegado el momento, poder cambiar el taxi. Tiene previsto hacer la compra el año que viene, ya que su vehículo actual está empezando a darle problemas. El objetivo, en este caso, no puede ser más importante para el señor Pérez, se trata de su herramienta de trabajo. Por ello, el señor Pérez, no debería invertir este capital en productos arriesgados, así es que tendrá que conformarse con una menor rentabilidad.

Establecer cuál es el objetivo mínimo.

Conviene tener en cuenta que, en términos financieros, el objetivo mínimo es mantener el poder adquisitivo de los ahorros. Para ello la rentabilidad neta de su inversión (una vez descontados comisiones, gastos e impuestos) debe ser al menos igual a la inflación esperada para el mismo horizonte de tiempo de la inversión. En caso contrario su dinero habrá perdido valor, ya que podrá adquirir menos cosas con él.

Ejemplo:Durante tres años el Sr. Gómez ha invertido 12.000 € a un tipo de interés fijo del 2,5%. En ese mismo período se ha producido una subida de los precios de un 3% cada año. Como consecuencia, los 12.000 € al cabo de los tres años se han convertido en 12.900 € (2,5% X 12.000 € X 3 años = 900 €). Sin embargo, a causa de la subida generalizada de los precios, lo que hace tres años costaba 12.000 € ahora cuesta 13.080 € (12.000 € X 3% X 3= 1080 €). Lo correcto sería utilizar interés compuesto con lo que el resultado final sería 12.000 X 1,03^3= 13.112 €. En conjunto, su poder adquisitivo se ha reducido en 180 € (12.900 € – 13.080 €).